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En otoño, setas…

20 de octubre de 2012

Setas es como se les llama a los más de 750.000 búnkeres que se construyeron en el país como medida de disuasión ante una hipootética invasión durante los años del comunismo.

De camino a Elbasan vimos algunos de estos ejemplares situados en colinas y valles como posiciones estratégicas en una batalla que nunca tuvo lugar.

Con el paso del tiempo, algunos se han visto convertidos en chiringuitos de playa, almacenes para ganado en las montañas o escenarios de fiestas y espectáculos en las ciudades. Y es que destruirlos es mucho más costoso que transformarlos. Para eso se crearon: para no ser destruidos. En cualquier caso, perderlos sería una lástima. Deberían servirles de lección en lo sucesivo. Prometido queda que os colgaremos algunas fotillos de las setas…

Tras descubrir el ajetreo de Elbasan, que se convirtió en una excelente primera toma de contacto con la población local, nos decidimos a echarle un vistazo a la capital, Tirana.

La ciudad entera es un mercado. Aluviones de gente arriba y abajo ojean lo que, mejor o peor dispuesto, cada tendero se ha preocupado de poner en medio de la calle a la vista de todos. De lo más variopinto. Tanto si quieres comprar algo de fruta y verdura, como si estás interesado en cambiar los muebles de tu casa,   e incluso si estás dispuesto a enfundarte un traje de novia (que no es el caso), no os quepa la menor duda de que cada producto tiene su espacio en las calles de Tirana.

Este tremendo murmullo de gente y un tráfico, que es sin duda el más intrépido e histérico que he visto hasta el momento, hacen que Tirana parezca un panal de abejas que, enfurecidas, salen a defenderse del ataque de un oso.

La instalación eléctrica de la ciudad da una idea bastante cercana de cómo son sus calles. Mirad:

El otro día visitamos la Galería Nacional de Arte. Muy interesante. Obviamente el edificio es comunista. Triste, gris y soñoliento, por dentro y por fuera. Cada rincón de la galería estaba minuciosamente vigilado por disciplinadas mujeres de grandes manos y anchos hombros. Parecía que hubieran escapado de los cuadros de propaganda comunista que llenaban las paredes. Siguieron de cerca en todo momento cada movimiento que hacíamos para precipitarse en lo más mínimo a que ataramos en corto a Otto. No pudo pisar el suelo de la galería, el pobre… Ni siquiera llegaba a la altura de los cuadros.

Tuve la sensación de que Otto era demasiado color para ellas. Me pasó algo parecido un par de días después.

Estábamos comiendo en un restaurante cutre salchichero y había un chiquipark cojonudo lleno de bolas. Otto se interesó un rato, pero luego empezó a ampliar su zona de juego a todo el restaurante. Que por otro lado, estaba vacío. No había ni Dios. Fue entonces cuando empecé a sentirme fieramente escrutado por las camareras, muy lejos de la manera en la que me gustaría ser escrutado por camareras. Mi hijo se saltaba las normas. Estaba jugando en zonas no señalizadas. Y yo no hacía nada. Al final sí que hice algo. Dije: ¿Qué, nos vamos? Y nos fuimos. Incómodo.

Quiero decir con esto que, en general, he observado una enorme homogeneidad en las conductas de la gente. Parece que el comunismo no les haya dejado todavía. Demasiado poco hace que acabó y muy jóvenes son los que no lo vivieron.

Oaia hablará un poco más sobre este tema.

I d’esbarjo, un gelat:

Hemos estado alojados en el Hostel Milingona (que significa hormiga en albanés; no Hostel, sino Milingona). Nos hemos sentido como en casa. Altamente recomendado a todo el que quiera descubrir Tirana.  Ha sido muy grata la compañía durante estas noches de vinitos en la terraza. Suerte en el viaje a todos! Por otro lado, Otto ha sido muy atrevido con Yoga (él la llama Oca y es la perra de nuestra anfitriona Julieta). El otro día le pintó el morro con fluorescente rosa.

Muchas gracias Julieta y Juli por acogernos así de bien. Y gracias Juli, por la tarde en el estadio. Aunque perdiéramos.

He pasado por alto una escapada de un par de días que hicimos a Krugë. Esta ciudad fue en su momento capital del imperio otomano en Albania y tiene una posición privilegiada. Las montañas que la acogen miran al adriático como desde el cielo, a una distancia de unos 30km. Si los gallegos lograron ver Irlanda desde sus costas y se lanazaron a navegar, desde aquí se va nadando a Italia.  Las vistas son impresionantes. Aparcamos dentro de las murallas del castillo, en lo alto. Emiliano nos dejó un pedazo de terreno de la que es su casa (con unos 500 años en sus muros) y se convirtió, sobrepasando los límites de la hospitalidad, en un pequeño incordio de 16 años que no dudaba en todo momento en ofrecernos algo de beber, algo de comer, etc. Eso sí, siempre al mejor precio. Creyó que tenía la posibilidad de hacer dinero con nosotros y no supo ver que no era así. Un coñazo…

Otto se lo pasó teta en el castillo detrás de ovejas, cabras, gatos y gallinas… Y también en los columpios. Mireu que content!

 

Vamos dirección Berat. Parece que volvemos a la dirección correcta. Nos acercamos de nuevo a la frontera griega. A ver si esta vez cruzamos.

Disfrutad.

From → Viaje

2 comentarios
  1. Goiz permalink

    Hola familia, ya os estaba hechando de menos. La verdad es que me encanta leer vuestras entradas, y en parte me dais mucha envidia, pero de esta manera me siento viajando aunque sea un ratito.
    Pero en estos momentos lo que mas envidia me da es ver ese sol y esas playas magnificas, donde, estoy segura hacer calorcito. Aqui el sol nos ha dicho adios muy buenas y ha perdido toda su fuerza. Si, el otoño esta con nosotros y Oaia bien conoce como es el otoño de EH; lluvia, lluvia y mas gris. Pero en fin, cada etapa tiene lo suyo.
    Un besazo a Otto, que cada vez esta mas guapeton y hasta la proxima.

  2. laura permalink

    La última foto también para enmarcar, jo , estáis haciendo unas fotos de pedazo álbum. Una cosilla, no sé distinguir cuando hablas Samu o cuando es Oaia, aunque por las fotos ya veo que ella también se lo está pasando teta. Un beso familia. Por cierto estoy en «modo envidia ON»

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